El “carnet de identidad rural” será una realidad a lo largo de la segunda quincena de septiembre, según informó ayer a este diario el director insular, Marcial Martín. Esto significa que a partir de ahora los ciudadanos que no residan en Arrecife no tendrán que desplazarse hasta la capital de la Isla para tramitar su DNI, sino que podrán hacerlo en sus municipios.
El director insular confirmó que en estos momentos están a la espera de recibir el equipo técnico desde Las Palmas para poner en marcha el proyecto. Asimismo, dijo que ya se han iniciado las conversaciones con los alcaldes para que habiliten un lugar en sus municipios en el que instalar la oficina desde la que se realizarán las gestiones administrativas. En opinión del director insular, éstas deberían estar en las sedes de la Policía Local, pero es una decisión que corresponde tomar a los alcaldes.
Cada semana, se visitarán dos municipios, con lo que Marcial Martín espera reducir en un 50% la afluencia de público a la comisaría de Arrecife, que actualmente está saturada. El director insular confirmó que la plantilla de la comisaría se ha ampliado recientemente con la incorporación de cuatro nuevos profesionales para tratar de paliar la sobrecarga de trabajo existente. Sin embargo, el horario de atención al público para tramitar el DNI no se ampliará, según admitió el propio Martín, ya que espera que el problema de las largas colas se solucione con la próxima descentralización hacia los municipios. A este respecto, el director insular calculó que la saturación se reducirá a la mitad en tan sólo dos meses tras la puesta en marcha del nuevo servicio.
Con esta iniciativa, señaló Martín, no sólo se pretende aliviar la saturación de trabajo de la comisaría de Arrecife, sino también facilitar las tareas burocráticas a las personas que viven en otros municipios y que no tienen facilidad para moverse, como pueden ser los ancianos o los discapacitados.
Por otra parte, el director insular confirmó que la nueva comisaría de la capital estará lista a finales de este año o principios del siguiente, después de haber sufrido un retraso de dos meses en las obras por un modificado del proyecto.