martes. 22.04.2025
El Seprona advierte de que existen cuevas peligrosas sin señalizar a las que los excursionistas tienen acceso libre

Los guías reclaman una regulación específica para los espacios naturales de la Isla

A excepción del Parque Nacional de Timanfaya, que cuenta con un Plan Rector del Uso y Gestión que rige las actividades en su interior, los espacios naturales de la Isla carecen de una regulación específica. Los profesionales del turismo rural se quejan además de la falta de señalización de los senderos y cuevas de la Isla y advierten de que “cuanta más información haya, menos riesgo conllevarán estas actividades”

Conocer Lanzarote a pie no es una tarea fácil. Los senderos no están señalizados y no existe información al respecto en las oficinas turísticas. Además, no hay una regulación específica para el subsuelo de la Isla más allá del Parque Nacional de Timanfaya, según reconocieron fuentes del Cabildo. La impresión de los visitantes, e incluso de muchos residentes, es que Lanzarote sólo puede recorrerse en coche. Sin embargo, los aficionados al senderismo y la espeleología aseguran que la Isla de los Volcanes está llena de preciosas rutas para disfrutar caminando. El problema, dicen, es que las administraciones públicas no han invertido en esta oferta de ocio complementaria.

La seguridad y las restricciones en el acceso a las distintas cuevas, jameos, grutas y pozos de la geografía insular, se deja al criterio de los propios excursionistas, apelando al “sentido común” de las personas, según indicaron las mismas fuentes. Pero la muerte de seis excursionistas en el interior de una cueva de Tenerife tras quedar atrapados en una bolsa de monóxido de carbono este fin de semana, ha despertado las alarmas sociales. En Lanzarote, señalan los expertos, no existen galerías con emanación de gases fuera del Parque Nacional de Timanfaya. El único peligro estaría, apuntan, en el riesgo por desprendimientos.

En este sentido, el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (SEPRONA), asegura que existen algunas cuevas con “peligro de desprendimiento” que no están señalizadas y que no tienen ninguna restricción en la entrada, por lo que cualquiera puede entrar en ellas libremente. La conocida como la “Cueva de los siete lagos”, en las inmediaciones de la Cueva de los Verdes, es una de ellas, indicó el agente Boni García, quien también señaló como peligrosas la “Cueva de los naturalistas” y otras grutas al norte de los Jameos del Agua. No obstante, el agente precisó que el SEPRONA nunca ha tenido que intervenir en un accidente de estas características. El único dispositivo de búsqueda de este tipo en el que han participado fue “hace unos años, en el Parque de Timanfaya, cuando a un grupo de escolares se les hizo de noche y no encontraban la salida”. En su opinión, esas cuevas deberían estar cerradas al público con la debida señal de peligro por desprendimiento.

La isla peor señalizada

Marcelo Espino es dueño de Canary Trekking y asegura que Lanzarote “es la isla peor señalizada y con menos infraestructuras” de Canarias. En su opinión, “está bien que se advierta de los posibles riesgos, pero muchas veces la Administración da un “no” por defecto porque es lo más cómodo para ellos”. En este sentido, cree que las cuevas con peligro de desprendimiento deben estar debidamente indicadas, pero echa en falta un “estudio serio del territorio”, en el que un técnico “explore el terreno y evalúe el riego” con un criterio profesional.

La situación ahora es “alegal”, insistió, “no hay regulación específica de las actividades y las asociaciones o clubes de carácter lucrativo no están obligadas por ley a solicitar permisos de acceso”. Ha leído el Plan Rector de Uso y Gestión del Monumento Natural de La Corona en el que se “menciona” la regulación de las cuevas y jameos, “pero no contiene una regulación clara de acceso a los diferentes lugares”, dijo. “Ante esta desinformación y desregularización, la Administración está contestando con un no”, se quejó.

La realidad es que hay muchísimos tubos volcánicos desconocidos y que “hay muchas cuevas y jameos que no están protegidos y puede entrar cualquiera”, apuntó un técnico de Deportes del Ayuntamiento de San Bartolomé. Precisamente, este Consistorio ha programado una serie de excursiones a lo largo del año, e insiste en que todas las rutas han sido supervisadas previamente por los monitores que se encargan de dirigirlas, algo que no ocurrió en la trágica expedición de Tenerife.

Oferta de ocio complementaria

Los amantes del senderismo luchan desde hace años para que Lanzarote no sea un destino únicamente de sol y playa, sino que también se explore el interior de la Isla. Juan Carlos Martínez, miembro del club de montaña Liquen del Tenique, es uno de ellos y está convencido de que “cuanto más se conozcan los senderos, las montañas, las rutas de espeleología, menos riesgos conllevarán estas actividades”. En su opinión, las administraciones deben “invertir más en el conocimiento del territorio”. De esta forma, habría carteles avisando de los posibles riesgos, folletos informativos, y todo estaría organizado a través de puntos de información. A pesar de reconocer que el Cabildo y los ayuntamientos “han colaborado bastante”, precisó que “se podría hacer mucho más”, como promover actividades para los niños en el campo.

Marcelo Espino cree que la Administración “debe ser consciente de que una isla turística como Lanzarote, con más de un 40% de espacios naturales, y ante la creciente demanda de actividades al aire libre, no puede quedarse atrás”, explicó. “Si quiere captar ese tipo de turismo, el Cabildo debe empezar ya a moverse y no dejarlo abandonado, ya que los centros [turísticos] están para que se desarrollen actividades en ellos, como el senderismo, la visita a cuevas, y otras actividades de turismo rural, pero reguladas”, especificó.

Asimismo, añadió que “en otras islas todas las rutas están señalizadas, los accesos, las conexiones, el punto final, etcétera. Esta isla está totalmente desamparada en ese sentido”, afirmó, y advirtió de que “cuanto más se señalice la Isla y más se faciliten estas actividades, probablemente más gente querrá visitarnos”. “Es triste que el visitante que llega a la Isla no encuentre la manera de acceder a esos espacios naturales, que están desaprovechados. Si es importante conservar la naturaleza, igual de importante es hacérsela llegar a la gente para que la pueda disfrutar. Únicamente se ha atendido a la conservación de la Isla, pero no se ha invertido en su uso público”, señaló.

Guías sin homologar

El intrusismo profesional es otro de los problemas de los guías turísticos. Nino González, guía del Parque Nacional del Timanfaya, aseguró que hay “gente sin un título homologado que realiza excursiones”. La solución pasa por la regulación de estas actividades. La impresión general de los profesionales del sector es que la Administración debería hacer algo más que negar permisos: facilitar a las compañías la labor de guía, acreditarles e informarles. Hoy por hoy, sin embargo, resulta difícil conseguir esa acreditación precisamente porque existe una falta de regulación al respecto.

Existe una “confusión legal en torno a los espacios naturales”, señaló González. “En los Parques Nacionales no hay problema porque están muy regulados. Existe un Plan Rector del Uso y Gestión, que es el documento que rige las actividades en su interior. Pero en el resto de la Isla, así como en otros lugares del Archipiélago, la mayor parte de los Parques Naturales carecen de regulación específica. En muchos casos está pendiente de una aprobación y en otros casos ni siquiera está redactado el documento”, explicó. ¿Cómo prohibir el acceso al Parque Natural de La Graciosa y el Risco de Famara?, se preguntó. “A la Cueva de los Verdes se accede con un guía, pero alrededor de la cueva se puede caminar libremente. Primero, porque no está prohibido, y segundo, porque no hay personal en el mundo capaz de controlar un espacio tan grande de acceso público”, indicó.

Responsabilidad de los excursionistas

Juan Carlos Martínez cree que no existen cuevas peligrosas en la Isla. “Son tubos volcánicos con una entrada y una salida, sin mucha dificultad. Nunca se han producido accidentes graves, ni siquiera por desprendimientos”, dijo. En su opinión, la mayor dificultad estriba en la “irresponsabilidad” del ser humano. “¿Dónde está el peligro de cualquier actividad de montaña, de espeleología o senderismo?”, se preguntó. “Tú sabes si te estás metiendo en un lío, eres tú quien traspasas la línea”, indicó. No obstante, admitió que “hay cuevas con cierta dificultad, en las que hay que usar cuerdas, en las que hay que rapelar en vertical”, y cuyo riesgo depende de la responsabilidad del espeleólogo, pero en general no son lugares peligrosos, precisó.

Los guías reclaman una regulación específica para los espacios naturales de la Isla
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