No fue ni mucho menos sencillo lograr el encaje de bolillos que supuso conformar el pacto teóricamente natural entre el Partido Popular (PP) y Coalición Canaria (CC) en la tercera capital del Archipiélago. Los dos partidos venían de una guerra de guerrillas en el tramo final del mandato de la popular Astrid Pérez que derivó en un final casi tan agrio como lo fue su relación tras la ruptura de los populares con el Partido Socialista (PSOE) de María Dolores Corujo. De aquellos polvos vienen todos los lodos actuales. Tras las elecciones de mayo, con un resultado que ni de lejos se esperaba la CC liderada por Echedey Eugenio con gente tan potente en su lista como Pedro San Ginés, no hubo otro remedio que forzar un pacto. Los nacionalistas no querían y los populares tampoco. Pero no había más remedio; la orden venía de arriba y Arrecife desde luego no iba a estropear lo que a punto estuvieron de fastidiar los líderes de los dos partidos en Fuerteventura, incapaces de ponerse de acuerdo y creadores de un inesperado balón de oxígeno para el PSOE de Ángel Víctor Torres y compañía.
Para que todo el mundo estuviera cómodo, a la cúpula del PP que dirige con mano firme Manuel Domínguez se le ocurrió la brillante idea de sacar de la institución a Astrid Pérez, para lo que había que ofrecerle un puesto que no pudiera rechazar. Nada menos que la tercera autoridad de las Islas, presidenta del Parlamento regional. Primer problema solucionado: Pérez y el cabeza de lista de CC, Echedey Eugenio, no podían gobernar juntos. Ni la una se fiaba del otro ni el otro se fiaba de la una. Los nacionalistas, a los que se les exigieron menos sacrificios sabiendo como sabían en el PP que preferían la opción del PSOE, también prescindieron de un elemento que podría generar cierta confusión para algunos como es Pedro San Ginés, aunque su salida al Senado y la de José Montelongo al Gobierno autonómico tuvieron otro tipo de connotaciones.
Desde que comenzó el mandato del inesperado alcalde Yonathan de León, tercero en la lista del PP que asumió el bastón de mando que no quiso su compañera María Jesús Tovar, que prefirió quedarse en la comodidad de un Cabildo donde en principio no tenía por qué haber tantas tiranteces, nada ha cambiado. Populares y nacionalistas han creado dos ayuntamientos paralelos, coordinándose de vez en cuando en temas importantes y cuando no queda más remedio. Han peleado por salir en fotos, por las notas de prensa, por el papel que juega el alcalde y el primer teniente de alcalde... Seguramente que habrán peleado hasta por elegir el color de las cortinas del salón de plenos municipal o por ver quién corta la cinta de la siguiente obra que toque inaugurar. Así, con tensiones diarias, están al frente de un pacto que se tambalea, que se resfría cada vez que viene un viento medianamente fuerte.
Polémica por el encendido navideño
El ejemplo de esa tirantez constante se ha visto este sábado por la noche durante el tradicional encendido de las luces de Navidad. En lugar de ver a un grupo de gobierno en paz y armonía anticipando unas fiestas de final de año que se supone que sacan lo mejor de cada ser humano, la gente asistió a una airada discusión entre Yonathan de León y Echedey Eugenio a cuenta de la escaleta del acto que se había organizado. El final de la historia es que los concejales de CC, muy molestos por lo sucedido, se negaron a posar para la foto oficial de un Gobierno que ese día sólo tuvo un componente, el PP. El día del Concierto en Vela ocurrió algo similar, aunque en aquella ocasión la excusa fue que los nacionalistas estaban en bloque en otro acto.
Como la imagen está ahí y los vecinos fueron testigos del incidente, a este diario no le quedó más remedio que preguntar a las partes, no con el ánimo de evidenciar que es prácticamente imposible lograr equipos que den estabilidad a la política lanzaroteña durante cuatro años, sino para describir con un mínimo de objetividad y rigor lo sucedido. Ni para explicar algo tan sencillo se ponen de acuerdo.
En CC tienen muy claro que lo sucedido no es más que otra gota que sigue poco a poco colmando el vaso de su paciencia. Para ellos, además del siempre activo en enredos varios jefe de Prensa de los populares, el culpable es el alcalde, al cambiar la escaleta del acto que en teoría habían preparado ellos impidiendo que pudiera intervenir en el mismo su portavoz, Echedey Eugenio, que también quería dirigir unas palabras a los presentes en un momento tan señalado como el que se va a empezar a vivir en unos días. Y no lo iba a hacer como primer teniente de alcalde, sino como concejal de Festejos que también es. Lo normal es que en un pacto de estas características los concejales de las áreas sí hablen junto al alcalde. Ante la negativa a cambiar de idea y de no permitir que hablara el edil de Festejos, todos los integrantes de CC decidieron no participar en las fotografías oficiales y por tanto no salir en la posterior nota de prensa que envió el Gobierno municipal. Les pareció una estupidez por parte del PP hacer algo así y quisieron mostrar su malestar.
La versión del PP no es igual pero tampoco difiere mucho. Según ha explicado a Crónicas el propio alcalde, fue la responsable de prensa de los nacionalistas la que quiso cambiar a última hora una escaleta en la que en ningún momento se había previsto que hablara el primer teniente de alcalde, en un acto que según él se organizó íntegramente "desde Alcaldía". De León insistió a este diario en que las cosas son así, ya que igual que en los actos oficiales del Cabildo quien habla siempre es el presidente, el nacionalista Oswaldo Betancort, y no lo hace el vicepresidente, su compañero Jacobo Medina, en los de Arrecife quien debe hacerlo es él, sin que tenga que poner la puntilla a sus discursos o hacer de telonero de sus intervenciones el primer teniente de alcalde. Al margen de la aclaración, dijo no entender la actitud de sus socios de gobierno y el hecho de que se hubieran molestado tanto por algo así, hasta el punto de no querer salir en la foto oficial.
Medición de fuerzas
Y mientras nacionalistas y populares discuten sobre el sexo de los ángeles, en el PSOE, que entre otras cosas les ganó las elecciones sin hacer campaña por este tipo de espectáculos públicos que ya daban en el anterior mandato, afilan los cuchillos y preparan las ofertas. Saben, estando como están al acecho para no quedarse fuera durante cuatro años de la gobernanza de una institución que maneja tantos recursos, que deben afinar y acertar con la oferta o con el enredo. O con ambos.
En teoría, sólo en teoría, a los socialistas les interesaría llegar a un acuerdo con CC similar al que tienen sus compañeros de Fuerteventura. Sería más sencillo y no tendría tantos reparos del exterior, como si lo tendría un nuevo intento de reeditar un acuerdo con los populares. Lógicamente, deberían apoyar una moción de censura que hiciera alcalde a Echedey Eugenio, sacrificando a un Alfredo Mendoza que se tendría que conformar con el segundo puesto a cambio de tener a toda su gente tocando poder. Pero con tal de gobernar es muy probable que a los socialistas tampoco les importase un acuerdo con el PP, que enredaría aún más la situación política de la Isla y haría peligrar muy seriamente el puesto de Oswaldo Betancort en el Cabildo, pieza de caza obligada para el PSOE de María Dolores Corujo y compañía de aquí a los próximos tres años y medio.
En estos momentos, eso sí, tanto De León como Eugenio son conscientes de que cualquier movimiento desestabilizador podría tener un freno inmediato por parte de las direcciones de sus partidos. Permitir por parte de unos u otros una moción de censura o la expulsión de un grupo de concejales podría tener consecuencias muy graves, un efecto dominó que una vez más tocaría de lleno al Cabildo insular, donde es evidente que, haciendo también un poco la guerra cada uno por su cuenta, no existen los mismos problemas y las mismas tensiones que se padecen en Arrecife.
Luego habrá políticos a los que les extraña que vaya tan poca gente a votar.