El sindicato Comisiones Obreras denuncia que la empresa hotelera Sun Group exige a las camareras de pisos que, como norma interna, usen un gorro de Papá Noel durante su jornada laboral, en el periodo comprendido entre el 1 de diciembre de 2007 y el 7 de enero de 2008. Rafael Díaz, secretario general de Hostelería y Comercio de CCOO Lanzarote, considera que es tan vergonzosa y ridícula la exigencia de la empresa como los argumentos que esgrime para imponer el “complemento” al uniforme. Sun Group avisó a los trabajadores que exigirá el cumplimiento de las normas de usos de uniforme tipificado en el art. 14 del Convenio Colectivo Provisional de Hostelería de Las Palmas.
"Requerimiento" de los touroperadores
Además, expone que lo hace para la buena imagen de servicio a los clientes y “por requerimiento de los touroperadores. “¿Desde cuándo un gorro de Navidad es una pieza del uniforme?”, pregunta Díaz, quien anticipa que el caso lo pondrá en conocimiento de la Inspección de Trabajo, entre otras cosas, por las quejas recibidas de algunas trabajadoras que no soportan realizar una labor ardua, como lo es limpiar habitaciones, con un gorro encima. “¿Está homologado ese gorro y se sabe si es o no transpirable?”, es otra de las inquietudes que plantea el sindicalista.
Díaz entiende que como empresa prestadora de servicios un hotel tenga que transmitir una imagen agradable al cliente pero no hasta el punto de “amenazar” a los trabajadores con sancionarlos si no usan el gorro. Para Comisiones, lo mejor que puede hacer la empresa es proponer el uso y que cada asalariado decida si puede o no llevarlo durante el tiempo de trabajo. Díaz cree que con dicha imposición es poco probable que el trabajador irradie la sonrisa que se le pide. Sun Group tiene complejos alojativos en Playa Blanca.
Elecciones sindicales
Cada cuatro años hay un cómputo sindical para saber cuál es la fuerza más votada en la hostelería. Este año y el próximo se celebrarán elecciones en complejos de la Isla., no obstante, Comisiones Obreras piensa que hay muchos empresarios que no están viviendo en el siglo XXI. Rafael Díaz asegura que ha visitado restaurantes con más de seis empleados explicándole al propietario que llega al centro de trabajo en busca de un representante sindical y por poco lo sacan a patadas. “Eso traduce la poca educación sindical”, anota Díaz. Pero quizá es igual o peor la guerra existente entre las organizaciones sindicales para obtener el mayor número de delegados en los distintos centros de trabajo, y en definitiva los perjudicados son los trabajadores porque los inescrupulosos aprovechan esas rencillas para vulnerar los derechos del asalariado. No es extraño ver en los juzgados denuncias de impugnación de elecciones y otras por acoso a los dirigentes sindicales que imparten las charlas informativas. “Nosotros no queremos fastidiar a los empresarios, pero sí estamos vigilantes a que se cumpla la ley, porque empleo sí, pero precario no”, apostilla el líder sindical.