Instante en que la Policía Nacional abandonaba el domicilio familiar de Yulissa tras registrarla en compañía del acusado, Antonio Luis F.M.
La Audiencia Provincial de Las Palmas celebrará el próximo 20 de enero el juicio contra Antonio Luis F.M., el ciudadano portugués acusado del asesinato de su hijastra, Yuliisa Antonia Pérez Altagracia, una joven dominicana de 18 años, que murió estrangulada en Arrecife el pasado 8 de noviembre de 2007, siendo hallado su cadáver semienterrado en una escombrera de la periferia de la capital lanzaroteña, a los cinco días de denunciarse su desaparición.
Tal y como adelantaba este lunes en su edición digital el diario Canarias 7, el Ministerio Fiscal y la acusación particular solicitan 20 años de prisión para el acusado, al que también se le atribuye el traslado y entierro del cuerpo sin vida de Yulissa. Según el escrito del fiscal, el Ministerio público considera probado que el acusado estaba “obsesionado” con su hijastra, hasta el punto de matarla e intentar esconder para siempre su cadáver enterrándolo en la escombrera del barrio de Argana.
La Fiscalía considera probado que Yuliisa fue asesinada por su padrastro el 8 de noviembre de 2007. De hecho, el propio acusado participó en la búsqueda de la joven y no fue formalmente acusado del crimen hasta el mes de abril de 2008, cuando la policía logró reunir las pruebas necesarias para sostener la imputación con garantías de éxito, lo que provocó que Antonio Luis F.M. se derrumbara y terminara confesando el asesinato.
Su imputación se produjo incluso después de que la Policía Nacional hubiera registrado junto a él la vivienda familiar en el que Yulissa convivía con su madre y su padrastro, en el barrio de Los Geranios. Los agentes de la Policía Nacional tuvieron incluso que evitar, tras el hallazgo del cadáver que familiares, que vecinos del barrio y amigos de la joven asesinada lincharan en dicho domicilio al ciudadano portugués, sobre el que han recaído las sospechas desde siempre.
Tal y como denunciaron los propios familiares de Yulissa, el acusado llegó incluso a prohibirle a la joven que practicara sus creencias religiosas y que siguiera formándose en el entorno de los Testigos de Jehová.
El escrito del fiscal dice literalmente que “el 8 de noviembre de 2007, cansado de que ella no accediera a sus pretensiones, y aprovechando que ambos estaban solos en la casa familiar, el acusado estranguló a la joven, y después se llevó el cadáver al vertedero de Argana Alta, donde lo enterró".