El joven Iván G.P. ha sido imputado este martes en Puerto del Rosario, en cuyas dependencias judiciales ha prestado declaración, por un delito de homicidio por la muerte del bebé Yunaisi,tras declarar durante la vista oral que juzgaba a los padres de la niña que la noche anterior a su fallecimiento "se le cayó de las manos".
El acusado, hermano de la pareja de la madre de Yunaisi, ha prestado hoy declaración en el juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Puerto del Rosario y no se han adoptado medidas cautelares, tal y como explica en un comunicado el Tribunal Superior de Justicia de Canarias.
La declaración de Iván G.P., el pasado 27 de enero, provocó la suspensión de la vista que se celebraba en la Audiencia Provincial de Las Palmas para juzgar a la madre del bebé y a su pareja, que en el momento de los hechos eran los encargados del cuidado de la menor.
Según relató a ACN Press el padre del ahora imputado por homicidio, la niña comenzó a llorar y se le cayó de las manos, pero "A él, inocentemente, ni se le pasó por la cabeza que se diera ese golpe”.
El nuevo inculpado no había relatado estos hechos hasta la declaración durante el juicio, que pudo estar motivada porque "se asustó al ver en la prensa que su hermano menor se enfrentaba a una condena de casi 20 años de cárcel".
La familia de la madre de la niña manifestó estar "muy sorprendidos por la declaración de Iván, no teníamos ni idea pero algo no cuadraba y ahora empiezan a encajar las piezas del puzzle.
Lesiones múltiples
Tanto Yerai G.P como Inmaculada V.G manifestaron durante el juicio que no sabían cómo se había podido producir la muerte del bebé y ambos negaron los malos tratos de los que se les acusaban. De hecho, la mujer culpó a su otra hija, de año y medio de edad, de las múltiples lesiones que presentaba Yunaisi, tales como dos costillas rotas, mordeduras en las nalgas, heridas en la boca y el cuello y diversos hematomas.
Los forenses determinaron que las lesiones que la pequeña presentaba en el interior del cráneo encajaban con “un zarandeo violento”. La experta explicó que era preciso que se produjese una aceleración y desaceleración violenta del riego sanguíneo, coincidente con un movimiento brusco del cuerpo de la pequeña.
Las lesiones encajan en un 98 por ciento con malos tratos, ya que este tipo de heridas internas en la cabeza “sólo se dan en accidentes de tráfico o en caídas accidentales desde, al menos, cuatro metros de altura”, manifestó la perito que realizó la autopsia.