A nadie que domine un poco la política canaria de la última década se le escapa que Coalición Canaria (CC) y Partido Socialista (PSOE) no sólo son rivales por ocupar el primer puesto en las urnas cada vez que se celebran las elecciones sino que se han convertido en enemigos íntimios, en archienemigos. No existe una enemistad política mayor, que va de la cúpula a la calle y de la calle a la cúpula. Con esta pequeña explicación se entiende que no se entendiera lo más mínimo en las bases de la organización nacionalista cuando a finales de la semana pasada, en medio de uno de los follones más gordos que ha tenido la democracia de este país que de momento se sigue llamando España, se anunciara un extraño acuerdo entre ambas organizaciones para que el único voto que tiene CC en Madrid, el de Cristina Valido, fuera un sí a la investidura de Pedro Sánchez. El mismo Pedro Sánchez al que los nacionalistas han estado llamando mentiroso y otras lindezas por no ser capaz siquiera de cumplir el último acuerdo que firmaron para apoyar los presupuestos generales del Estado, la madre de todas las verdaderas batallas negociadoras cuando se conforma un Ejecutivo tan alejado de la mayoría absoluta que te dan los 176 votos.
Aunque la cúpula de CC ha editado incluso un vídeo para calmar a la afición y para tratar de hacer algo de pedagogía sobre un asunto que parecen dominar sólo unos pocos, entre ellos el lanzaroteño David Toledo, actual secretario de Organización, ha sido imposible evitar, tal y como ha podido saber este diario de diferentes fuentes, el aluvión de críticas internas que se han producido tanto dentro como fuera de los foros oficiales de debate. Al margen de las dudas de muchos, parece que es claro el rechazo de la mayoría, la incomprensión ante un acto que no tiene mucho sentido práctico y que desde luego tiene muy poco sentido moral. De hecho, a mucha gente le ha supuesto un tremendo bajón en la moral que estaba por las nubes al ver que la principal batalla, la de dejar fuera a los socialistas de los principales gobiernos del Archipiélago, sobre todo el Ejecutivo autonómico, se había ganado.
Y es que cuesta explicar que una formación política que ha perseguido al actual líder de CC y presidente del Gobierno autonómico, Fernando Clavijo, por todos los tribunales de justicia del Archipiélago y de Madrid, a un líder al que con la ayuda de gente como Santiago Pérez, al que se le pagaron todos los favores convirtiéndole en senador por la Comunidad Autónoma cuando había renegado del socialismo, se le imputaron importantes delitos que podrían haber terminado con él en la cárcel, termine recibiendo un voto de blanqueo político. Y lo recibe precisamente cuando los jueces que le han ido dando la razón a Clavijo y han demostrado que las acusaciones contra él no tenían fundamento, se han rebelado contra el acuerdo de Sánchez y los independentistas catalanes; recibe el apoyo el PSOE de CC cuando los fiscales, también de todas las corrientes ideológicas, los funcionarios de Hacienda, las asociaciones de la Guardia Civil, las patronales de los empresarios y una amplia mayoría de ciudadanos del país se ha opuesto a lo que a todas luces parece una atrocidad política, un paso atrás en la historia de la democracia de este país, una clara rendición a cambio de un puñado de votos. Y lo es no en el aspecto básico de la amnistía con la que dice CC que no está de acuerdo, lo es en aspectos que afectan a las cuentas sobre asuntos como los impuestos que se queden íntegramente en Cataluña o que los vascos tengan una seguridad social propia.
En el caso de Lanzarote la militancia también se ha sublevado a su manera. Es la isla en la que hay un líder en la sombra como Pedro San Ginés al que el PSOE de María Dolores Corujo y compañía ha perseguido hasta la extenuación, al que lograron hundir su imagen pública al reiterar una denuncia que terminó incluso con el registro de su vivienda particular por parte de la Guardia Civil, no se entiende nada. El mismo PSOE que ataca una y otra vez al nuevo líder en la calle, Oswaldo Betancort, con todo tipo de acusaciones veladas y sin velar sobre sus primeros días de gobierno. Cuesta creer que la base social que votó a CC esté de acuerdo en apoyar la investidura de Pedro Sánchez y, por qué no, participar en que María Dolores Corujo sea ministra o tenga algún alto cargo en el próximo Ejecutivo.
Cuentan a Crónicas que en los grupos de whatsapp de todas las islas el fuego es el mismo, las críticas son las mismas, la incomprensión es la misma. Cuentan que en las reuniones oficiales ha habido altos cargos que al expresar su opinión han aportado su experiencia, una experiencia que dice que no era necesario este sí blanqueador ahora, que la verdadera negociación con el Gobierno de Sánchez, que se estrenará seguramente esta misma semana, debería llegar con la aprobación cada año de los presupuestos generales del Estado. De hecho, gente con cierto grado de veteranía ha hecho distintas preguntas: ¿de qué sirve este apoyo si luego hay que negociar otra vez los presupuestos, de qué sirve el compromiso sobre la Agenda Canaria si luego hay que ratificarla año a año, qué pasará si luego Sánchez no acepta cumplir con lo prometido, en qué situación queda CC frente a sus socios del PP?
Enredo en la política local
Por si todo esto no fuera suficiente luego está en innecesario enredo político. Con un pacto firme cerrado como es lógico con el Partido Popular (PP) de Manuel Domínguez y compañía, este movimiento lo único que ha hecho es alentar la opción de que cambien las cosas. En seguida se ha negado por ambas partes, pero no es la primera vez que en el Archipiélago se niega el final de un acuerdo y que éste, el final, llegue acto seguido.
Los socialistas canarios, como es lógico también, han aprovechado la ocasión para ofrecerse, para decir que se pueden echar los pelillos a la mar para colocar un digo donde antes se puso un Diego, para que CC se piense eso de seguir gobernando con “un PP aislado políticamente” y decida gobernar con quien va a tener la sartén por el mango en Madrid durante los próximos cuatro años. "Hay mucho dinero en juego y ya se sabe que con dinero todo es más sencillo", deben estar soltando los socialistas canarios a los nacionalistas cada vez que tienen ocasión.
Aunque nada hace pensar en estos momentos que CC tenga intención de romper con el PP, lo cierto es que el enredo ya está en la calle, un enredo que afecta a todas las islas menos a Fuerteventura, donde ya gobiernan juntos socialistas y nacionalistas. En el caso de Lanzarote todo el mundo mira al Ayuntamiento de Arrecife. ¿Por qué será? Sin embargo, este mismo lunes ha sido su primer teniente de alcalde y secretario de Organización de CC en la Isla, Echedey Eugenio, quien se ha mostrado tajante al asegurar que no piensa ni coger el teléfono a los representantes del PSOE si lo que pretenden es el cambio de un acuerdo que ahora es inamovible. ¿Será cierto o Arrecife será el polvorín que ahora esperan y desean que sea en el seno del PSOE?