“No es lo mismo tener en la mano un paquete de sal industrial de origen minero que tiene más aditivos y conservantes que una sal natural como la nuestra, que no tiene aditivos, no tiene conservantes y encima, no tiene microplásticos y está obtenida mediante métodos artesanales, con el esfuerzo y la mano de nuestros salineros con la pala, la carretilla y el rastrillo”
“Janubio y La Geria tienen muchos aspectos muy similares”
“Yo siempre reivindico la cultura de la sal como está la del vino o el queso”
“Janubio es muy transversal porque toca muchos palos, la cultura, el folclore, la arquitectura, valores paisajísticos, medioambientales, etnográficos, incluso literarios porque ahí están las coplas de Víctor Fernández Gopar. Es muy rico y por eso yo digo que no me hablen de espacio natural, es un espacio cultural”

A Carlos Padrón, propietario de Salinas de Janubio, se le nota que cuando habla no lo hace como empresario, sino como una persona que quiere mantener un legado que ha ido pasando de generación en generación en su familia. En el programa “A Buena Hora” de Crónicas Radio de este jueves relató cómo las salinas son, sobre todo, un espacio cultural generado gracias a la mano del hombre y cómo han querido mantener la producción artesanal, con trabajadores que usan apenas la pala y el rastrillo. Esto hace que conozcamos el origen de esta sal, que, por desgracia, tiene que competir en los supermercados con otra importada de mucha peor calidad. Reclamó que la sal sea considerada como un producto del sector primario y no como una materia “minera”, que es como aparece en la legislación y que le hace incapaz de optar a ayudas que sí están dirigidas al sector agrario, ganadero o pesquero. Por último, habló con orgullo de las visitas de escolares que reciben porque esos escolares serán los que informen a sus familias de lo que se hace en uno de los paisajes más impresionantes de Canarias.
- ¿Qué sería de un territorio de mar como Lanzarote sin las salinas?
- Lanzarote no se entiende sin salinas y las salinas siempre han estado y siguen estando vinculadas a la economía de Lanzarote. Nosotros tenemos esa responsabilidad. En Janubio siempre se ha producido sal ininterrumpidamente en el tiempo y jamás se ha dejado de producir, si bien es cierto que menos toneladas que en los años dorados, por decirlo así.
- Lógico. Han tenido que luchar contra la competencia que viene de fuera.
- Claro. Ese es el gran problema, la sal importada que entra por puerto en nuestra isla a mansalva, con unos precios con los que no podemos competir aunque sí podemos competir en calidad. En calidad no nos gana nadie. Ellos tienen otras maneras de producir la sal de una manera extensiva y se ahorran la mano de obra, cosa que no nosotros no hacemos por nuestra manera de producir ya que utilizamos métodos artesanales. Las salinas marinas de Canarias no admiten mecanización.
- Comprando su sal, estamos ayudando al mantenimiento de nuestro paisaje.
- Es cierto. Cada vez que apostamos por un producto nuestro, lo que ahora se llama Km 0, ayudamos a mantener un paisaje, una producción; sabemos de dónde viene y son puestos de trabajo. Yo siempre reivindico la cultura de la sal como está la del vino o el queso. Cuando vamos al supermercado a comprar una botella de vino, nos fijamos de qué bodega es, de dónde viene, si es de afuera o es de aquí. Con el queso pasa lo mismo y con la sal debería ocurrir lo mismo porque no es lo mismo tener en la mano un paquete de sal industrial de origen minero que tiene más aditivos y conservantes que una sal natural como la nuestra, que no tiene aditivos, no tiene conservantes y encima, no tiene microplásticos y está obtenida mediante métodos artesanales, con el esfuerzo y la mano de nuestros salineros con la pala, la carretilla y el rastrillo. Ahí no hay otras herramientas.
- El vino y el queso han tenido un apoyo institucional importante. ¿Ustedes también se sienten atendidos en este sentido?
- No. En ese sentido nunca ha habido apoyo institucional. Sabemos que hay otros productos del sector primario como el tomate, el plátano o el vino que sí tienen ayudas. Nosotros no queremos vivir de las ayudas porque mal iríamos. Esto tiene que ser sostenible pero no nos llegan ayudas porque los fondos POSEI, por ejemplo, o FEDER, que llegan a las producciones agrarias en Canarias a nosotros no nos llegan. En ese sentido siempre reivindico una justicia equitativa y distributiva en el sentido de que las ayudas que vengan para el campo, para el sector primario, que lleguen a todos, no a unos sí y a otros no. También es cierto que a nivel legal nos tienen considerados como producto minero y estamos regulados por la Ley de Minas de 1973.
- ¿Por qué?
- Porque a nivel nacional no tienen en cuenta las salinas marinas artesanales, las pocas que hay en España como las nuestras; las pocas que hay en Canarias. Eso se intentó con el diputado Perestelo, que, en su momento, llevó una iniciativa al Congreso pero no prosperó porque lo ideal sería que fuera considerada como producto agroalimentario y que dependamos de la Consejería de Agricultura. También es cierto que en la Unión Europea países como Italia, Francia y Portugal lo consideran un producto agroalimentario y dependen de Agricultura. No tiene nada que ver con la minería ni con industria; es una actividad agrícola pero eso se ha denunciado y no ha habido manera. Hay un reglamento europeo que sí considera la sal marina artesanal de salinas marinas como producto agroalimentario pero eso no basta porque esto no es un espacio minero. Yo no tengo ninguna concesión administrativa para producir sal. Esto tiene mucha similitud con nuestro campo isleño. Es un producto que sale del mar y se produce en tierra y en abril y mayo se empieza a producir la sal, coincidiendo con los tiempos de calor hasta octubre. El resto de meses se limpia la salina y se prepara para el próximo año, para la siguiente campaña.

- ¿Cuánta producción tienen actualmente?
- Ahora mismo no estamos al cien por cien; estamos a un veinte por ciento, produciendo en torno a dos millones de kilos; se acerca. La actual bodega que tenemos que es donde envasamos y donde preparamos los distintos formatos se nos llenan cada zafra que terminamos. Ahora mismo, las estamos llenando y la que no cabe dentro, se queda fuera. Estamos en torno a dos millones de kilos porque al cien por cien, estas salinas producían unos 10 millones de kilos; son las más que producen en Canarias y ahora mismo, somos los más que producimos en Canarias.
- A pesar del estar al veinte por ciento, ¿siguen liderando la producción?
- Sí. Tenemos implantación regional y somos los que más producimos pero claro, nosotros nos adaptamos a la demanda. Si viéramos que hay más mercado, produciríamos más y habría parte de las salinas que tendríamos que poner en producción. Tenemos que ser coherentes y no producir más de lo que se puede vender.
- ¿No se vendería más si se sirviera en una gran parte de la restauración de la isla?
- Antes hablábamos de la sal importada de península y esta es otra demanda del sector. En el AIEM, el Arbitrio Insular de Entrada de Mercancías, no es la panacea pero póngale usted un arbitrio en la entrada a puerto como a mí me lo ponen cuando yo tengo que adquirir un envase de cartón porque en Canarias no se produce. Grave usted esa sal importada en la entrada a puerto en apoyo a la sal que se produce en Lanzarote.
- Agustín Márquez decía lo mismo con la harina y la harinera de Lanzarote. La harina que se producía en Lanzarote tenía una competencia desleal con la que entraba por el puerto sin ningún tipo de impuesto.
- Conozco ese problema también porque he hablado con Agustín Márquez en diversas ocasiones y siempre decíamos lo mismo y estábamos de acuerdo. Son aspectos desconocidos por el gran público y es lógico porque no tienen por qué conocer la problemática pero son cosas que se podrían resolver o por lo menos intentarlo porque eso ayudaría al sector; no sólo a las salinas de Janubio sino a las cuatro o cinco que quedan en Gran Canaria y en La Palma.
- Es una lástima que las salinas de Puerto Naos estén abandonadas y que nadie haga un esfuerzo como ustedes han hecho en el sur.
- Sí pero es que producir sal y mantenerla lleva un coste. No estamos hablando de los tiempos de antes. En la época de mi padre nunca se dejó de producir y ahora estamos nosotros; mi hijo y yo en cuarta generación, y vemos que antes había bastantes salidas por las factorías, incluso exportábamos a África y península. Había producción y se vendía pero las técnicas del frío, la pesca, que desgraciadamente se cerró, fue paulatinamente en declive a partir de la descolonización del Sáhara; hubo unos malos acuerdos y desapareció lo que nos quedaba del sector pesquero porque apostamos por el sector servicios y el turismo. Es lógico pero se abandonó totalmente la actividad pesquera y en consecuencia, las salinas, que se vieron muy perjudicadas por todo este tema pesquero.

- Estará orgulloso de que su hijo siga con su legado. Los hijos de casi todos los que vivimos en Lanzarote conocen las salinas porque suelen hacerse excursiones para visitarles. ¿Es esto importante?
- Sí. El espacio de las Salinas de Janubio, a parte de producir sal, que son nuestros orígenes y nuestro principal activo, tiene un lado muy cultural que no queremos abandonar. A mí no me gusta llamarlo espacio natural aunque esté declarado por ley en el Parlamento de Canarias como Espacio Natural Protegido, para mí es un espacio cultural. Es un espacio que ha hecho posible la intervención de la mano del hombre. Ese lado cultural lo transmitimos cuando recibimos visitas de colegios, institutos o personas que están haciendo el postgraduado. Para nosotros eso es muy importante porque les trasladamos toda la información del espacio, cómo se hace la sal, todos los valores que reúne Janubio durante una hora y media. Eso es poner en valor, no sólo el espacio, sino la sal, lo que enlaza con lo que comentábamos antes. Cuando este alumno va al supermercado, ya tiene una información.
- Seguramente la gente no sabía que aquello era un puerto antes que unas salinas.
- Lo que no se conoce no se valora y nosotros estamos poniendo en valor la sal y el espacio. Antes de las erupciones había como un puerto de cierta importancia, el Real Puerto de Janubio. Viera y Clavijo en sus crónicas hace mención al Real Puerto Janubio. Desapareció con las erupciones volcánicas. Janubio y La Geria tienen muchos aspectos muy similares. Son espacios generados después de sendas erupciones volcánicas de 1730 a 1736 y son espacios con una intervención del hombre, que ha originado estos dos espacios emblemáticos en Lanzarote y que son muy visitados. Han creado paisaje. En la medida en que haya más producción de sal, genera más paisaje. Si tienes una salina abandona como la de Puerto Naos y otras de las islas, ¿qué paisaje hay? Ninguno. Janubio es muy transversal porque toca muchos palos, la cultura, el folclore, la arquitectura, valores paisajísticos, medioambientales, etnográficos, incluso literarios porque ahí están las coplas de Víctor Fernández Gopar. Es muy rico y por eso yo digo que no me hablen de espacio natural, es un espacio cultural.
- Tendremos que seguir hablando sobre todo esto para que la gente no se olvide.
- Nosotros tenemos esa responsabilidad. No puede olvidarse porque es un legado que viene de mis abuelos, mis padres y hay que mantenerlo y transmitir toda nuestra historia.