martes. 22.04.2025

Algunos trabajadores del Instituto de Hemodonación y Hemoterapia han salido a la palestra estos días asegurando que el Gobierno de Canarias pretende privatizar este servicio y “traficar así con la sangre de los canarios”. Además, sus representantes sindicales han querido dar a conocer también la que consideran una precaria situación laboral, que si no se soluciona, llevará a “medidas más drásticas” que las concentraciones.

Sin embargo, desde la presidencia del ICHH se niega la mayor y su responsable, Pilar Ángeles Marrero, asegura que se está creando una alarma innecesaria. Asevera que “lo que ha pasado es que hay que adaptar el ICHH a unas leyes que han salido”. Explica que “la ley de creación del instituto de 1986 presenta algunos puntos en desacuerdo con la nueva y lo que hay que hacer es adaptarse”. Dice rotundamente que “esto no tiene nada que ver con la privatización y éste siempre será un órgano público”. Opina que “la incertidumbre de los trabajadores les ha llevado a pensar este tipo de cosas”. Asegura que “se lo hemos intentado explicar y dejar claro que la sanidad es pública y en ninguna cabeza normal cabe pensar que un servicio altruista como la donación de sangre, no lo iba a ser”.

Marrero comenta que “la ley de creación del instituto se tendrá que cambiar en el Parlamento; no es algo que se produzca porque a mí se me crucen los cables y está claro que ahora no es el momento y se tendrá que dejar para la próxima legislatura para que todos los partidos políticos puedan aportar su grano de arena”.

El problema con la nueva ordenanza viene de que el Instituto Canario de Hemodonación y Hemoterapia es un organismo autónomo de carácter comercial, una catalogación que ya no existe y ahora tendrá que quitarse la coletilla comercial o bien ser una “entidad pública empresarial”, algo que como su propio nombre indica es público.

Precariedad laboral

Dicen desde las centrales sindicales que representan a los trabajadores del ICHH que el 71 por ciento de la plantilla de Gran Canaria posee contratos temporales y que la de Tenerife no está en una situación mucho mejor. Sobre esto, comenta Pilar Ángeles Marrero que “el instituto tiene una RPT (Relación de Puestos de Trabajo) y tiene personal laboral, si bien es cierto que al formar la red transfusional canaria, el servicio creció mucho y hemos ampliado nuestras funciones y nuestro trabajo”. Reconoce que hay personal temporal y que hay que revisar la RPT pero “que no es tanto como parece”. Dice que “todo se ve según se cuente y hay que decir también si estas personas estan haciendo una sustitución o una campaña temporal como la de verano”.

En cuanto a las medidas drásticas que dicen que van a tomar los trabajadores si no se modifica su situación, la presidenta del organismo dice que “no es el momento y recomienda que se espere a la próxima legislatura, que es cuando tendría que modificarse la ley y será cuando haya que hablar”. Pero dice que “esto no tiene nada que ver con el trabajo de los empleados cuyos derechos van a ser respetados y reconocidos según el estatuto para este tipo de situación”.

La presidenta del ICHH comenta que “si uno se fija en la coincidencia de estas reivindicaciones con la cercanía de las elecciones, puedes pensar que hay alguien que está moviendo esto, pero insisto en que lo que hay que hacer es sentarse y hablar”.

Reacción ciudadana

Pilar Marrero espera que este tipo de situación no afecte de forma negativa en la actitud de los ciudadanos. Comenta que “ese es el miedo que nosotros tenemos”. Por eso quiere dejar claro que la sangre irá a donde tiene que ir y se utilizará con las personas que más la necesiten. “La sangre jamás podrá ser una cosa privada porque la única forma que tenemos nosotros de conseguirla es a través de la donación ya que no se puede crear y dado que la gente la aporta voluntariamente, nosotros no podemos andar con ese tipo de miserias”, afirma.

Sangre en hospitales privados

La sangre que se utiliza en las intervenciones de los hospitales privados llega del mismo sitio que la de los centros públicos. “Estén donde estén los pacientes, nosotros tenemos la obligación de dar esa sangre”, asevera Marrero y ante la posible suspicacia de que haya derivaciones a los centros privados dice que “tenemos un director técnico que es hematólogo y en ningún momento entraría en este tipo de cosas por las que podría ser denunciado”. Son los hospitales los que plantean sus necesidades al Instituto Canario de Hemodonación y Hemoterapia y ellos cubren esas demandas. “Nunca ha pasado nada ni siquiera parecido”, explica.

En cuanto a la solidaridad de los conejeros, Marrero asegura que Lanzarote siempre ha sido una Isla en la que ha habido muchos donantes pero el año pasado se produjo una disminución. Piensa que este descenso tiene que venir motivado por un fallo del propio instituto ya que la población es siempre la misma y las personas que son donantes lo son todos los años. “Algo habrá fallado en nuestra logística y a lo mejor hemos puesto la unidad móvil en el sitio equivocado así que intentaremos que la próxima vez esté en un punto de más confluencia de gente”.

Marrero es optimista y piensa que el conflicto con los trabajadores se va a resolver en cuanto todos se sienten y hablen.

La sangre seguirá siendo de todos
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