Los niños de Yaiza vivieron ayer un emocionante encuentro con los autores de los últimos libros que habían leído. Estaban tan contentos que hasta llevaron regalos a los escritores. Por su parte, estos firmaron los ejemplares a los chinijos y charlaron con ellos acerca de sus relatos. Previamente, el Ayuntamiento de Yaiza había comprado y regalado 1.500 libros infantiles a los pequeños del municipio. En esta ocasión, los escogidos por el Consistorio fueron seis escritores canarios: Lucía Rosa González, autora de “La niña de la Pimienta Seca”; Ángel Camacho, autor del cuento para niños “Con los juguetes de Miguelín”; Félix Hormiga, autor de la novela “Descripción de una Isla”; Cecilia Domínguez, autora de los cuentos “Fompi” y “Entre tejados”; Daniela Hidalgo, autora del libro para niños “En el jardín botánico” y Jaime Quesada autor de “Lisa” y “Toba”, ambos cuentos editados con la colaboración del Ayuntamiento de Yaiza.
Precisamente, Quesada es también profesor del colegio de Playa Blanca y confirmó a este diario que los chavales agradecen mucho este tipo de iniciativas en las que pueden hablar con los autores de los libros que han leído previamente. El autor comentó que ayer los niños estaban emocionados y felices por conocer a los escritores. En este sentido, Quesada aseguró que estos actos favorecen el hábito de lectura entre los más jóvenes.
Aprender matemáticas leyendo cuentos
“Lisa” es el nombre de un pez que nace en Playa Blanca por accidente y quiere irse hacia Arrecife, concretamente hacia el Puente Las Bolas y El Charco de San Ginés, que es de donde es originario. A partir de esa historia, el claustro de profesores del colegio de Playa Blanca elabora una serie de actividades. Jaime Quesada explica que, tomando como material de base sus cuentos, los educadores elaboran proyectos interdisciplinares que abarcan diversas materias de estudio, como la lengua, las matemáticas, el conocimiento del medio, etcétera.
La aplicación de los cuentos a asignaturas como lengua y literatura parece obvia, pero quizás no esté tan claro el aprovechamiento para las matemáticas. Sin embargo, señala Quesada, cualquier texto puede servir de excusa para las operaciones con números. Si lo que toca es hablar de la longitud y el sistema métrico decimal, podemos tomar como primer dato la distancia entre Playa Blanca y Arrecife. A partir de ahí, los maestros inventan los problemas que sus alumnos deberán resolver.
Todos los docentes del colegio trabajan con estos libros durante todo el curso de manera conjunta, con niños de todas las edades, aplicando y acomodando el texto a los diferentes aspectos de sus asignaturas. Los maestros leen las historias a los niños más pequeños, y adaptan las narraciones al lenguaje de cada grupo de edad. Quesada asegura que esto no es ninguna “panacea” del aprendizaje y que los libros se utilizan como un instrumento más de ayuda en la labor docente.