martes. 22.04.2025

Entre las muchas historias que se pueden contar en estos días hay alguna que sobresale por encima de las otras. Es por ejemplo la que ha protagonizado el alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, un hombre que como el resto de alcaldes de la Isla está feliz al comprobar que vivimos en un territorio donde es evidente que el coronavirus ha actuado con más benevolencia que en el resto del territorio nacional y que está enfadado por muchos otros aspectos, en especial por los que tienen que ver con las dudas y la incertidumbre que plantea la cuestión de la economía a corto, medio y largo plazo.

Al también parlamentario, además, se le junta el yin y el yang en otras dos cuestiones que venían de la mano: la felicidad por que La Graciosa es la única isla habitada de Canarias en la que no se ha producido un solo contagio hasta la fecha y el cabreo mayúsculo que ha supuesto para él comprobar cómo se las gastan las televisiones nacionales, capaces de hacerle a uno perder el tiempo para luego no conceder ni un segundo de gloria al personal que curra.

Todo ocurrió la semana pasada, cuando una intrépida reportera de La Sexta le pidió al alcalde, que probablemente tenía otras muchas cosas más que hacer, que grabara una pieza aproximadamente de un minuto para explicar por qué a su juicio no se ha producido ningún contagio en la Octava Isla. El hombre lo grabó, imaginamos que después de hacer varios ensayos y alguna que otra repetición. No todos los días sale uno en una tele nacional. Lo envió y esperó paciente a su emisión.

En el primer informativo, el del martes pasado, la noticia sobre los pueblos de España no contagiados no se emitió. “Ha sido por falta de tiempo, pero se va a emitir mañana”, nos cuentan que le dijeron al alcalde. “Bueno, no pasa nada, mañana será”, nos imaginamos que pensó él. El caso es que el hombre tenía pendiente a media humanidad, y se suponía que al día siguiente, el miércoles, esta vez sí, saldría el dichoso reportaje de La Graciosa. Después de esperar y esperar, su gozo en un pozo, el suyo y el de los que estaban avisados. Apenas un minuto para hablar muy por encima de la singular estadística canaria compartida con otros muchos pueblos y unas pequeñas declaraciones de la buena de Juana Toledo. Ni un segundo del vídeo del alcalde de Teguise, y eso que en el resto de piezas de toda España salieron alcaldes a cascoporro.

No sabemos si al hombre se le deslizó alguna lagrimilla por el tiempo que le hicieron perder y por la cantidad de gente a la que había convocado para estar delante del televisor o si las orejas se le pusieron demasiado coloradas acordándose de algún editor de los informativos de La Sexta. El caso es que Oswaldo Betancort aprendió una lección ese día, no hay que fiarse mucho de los grandes medios.

Por eso, para que el trabajo no se pierda, en este modesto periódico hemos decidido que todo aquel que quiera escuche al alcalde de Teguise explicando por qué cree que en La Graciosa no se ha producido ningún contagio del dichoso y maldito coronavirus.

De cómo trabajar en tiempos de confinamiento para no tener ni un segundo de gloria
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