martes. 22.04.2025

Santiago Gil recibe el Premio Esperanza Spínola de Poesía 2007 lleno de orgullo y de ilusión por lo que significan este tipo de reconocimientos para el mundo de la escritura en Canarias. Precisamente con la obra que le ha valido este galardón, El color del tiempo, Gil le hace un retrato muy personal a la tierra que lo vio nacer hace ahora 40 años y en la que nacieron también los poetas de los que bebe su formación y su inspiración. Los versos de este poeta “huelen a mar y a tierra” como él mismo los describe, un mar y una tierra que forman parte de su infancia y su recuerdo y de la de casi todos los canarios. Este poeta comprometido, habla también de lo que supone la destrucción del medio natural por el desarrollo urbanístico y reconoce que “no escribe con mensaje”, pero que es inevitable que aflore este sentimiento reivindicativo de los paisajes de su infancia porque “duele” volver a ellos y no encontrarlos.

- ¿De donde nace El color del tiempo?

- Me crié entre Guía y Agaete, que es un lugar como otros de Canarias destruido por la barbarie y por unos avances que no respetan lo que es nuestro paisaje, cualquier poeta tiene que ser un defensor del paisaje, que es lo más bello y lo más débil que tenemos. Esos poemas están escritos en una época que viví en Marzagán, en medio de una zona de frutales y en un entorno un tanto “bucólico", y está escrito también en la zona Arinaga y en cualquier playa y en cualquier costa que te pierdes para recuperarte y centrarte para no perder las referencias que te tienen que mover en el mundo.

- ¿En su obra hace referencia a esa destrucción del paisaje de las Islas?

- De alguna forma sí, los dos últimos poemas que cierran el libro se titulan Zifios I y Zifios II, y hacen referencia a una imagen que a mí me destrozó entonces y que era la imagen de los delfines varados en las costas de Lanzarote, de Fuerteventura o de Gran Canaria. Juego con esa imagen de los delfines moribundos en la orilla por las maniobras en nuestras costas. Yo creo que eso refleja un poco hasta que punto la mano negativa del hombre puede variar el curso de la naturaleza y ya no sólo de nuestro paisaje, sino de los seres vivos que hay en esa naturaleza. Además, hay un permanente halo en el libro de recuerdo al mar, a la costa que, por lo menos en Gran Canaria, era mucho más auténtica, más virgen, más salvaje, y por tanto, más evocador al que tenemos ahora y al que te encuentras con muelles antiestéticos y fuera de toda lógica en las costas con hoteles en la orilla del mar. Yo soy hijo de unos paisajes y como tal, no escribo nunca con mensaje, pero lógicamente aflora porque te duele, los canarios cuando escribimos tenemos el tema de que, al menos mi generación, hemos crecido viendo como nuestros paisajes de infancia y que nos fueron formando se iban destrozando. Eso no ocurre en otros sitios de forma tan descarada como ocurre en Canarias, esa vuelta a tus orígenes y no encontrarte lo que recordabas te mueve muchas veces a escribir. Lanzarote también ha sufrido estos ataques y queremos que se conserve lo que queda, que es mucho porque tenemos unas Islas maravillosas, pero hay que lograr conservarlos y que podamos convertirnos en Islas dadas a la belleza y donde valga la pena vivir.

- ¿Qué supone para su carrera como escritor el reconocimiento recibido con el Esperanza Spínola?

- El Esperanza Spínola es un premio que en Canarias está muy consolidado y es un premio de mucho prestigio. Para mí este premio supone sobre todo editar poesía, publicarla. La poesía es lo que más me gusta, en la poesía no hay doblez, es donde más me reflejo. Los otros géneros son ficciones de personajes que pueden tener algo de ti pero no eres tú, en la poesía sí soy yo, cada verso que escribo lleva parte de mí, cada opinión que das y cada sensación que cuentas eres tú. Por eso es lo que más cuidas y lo que más quieres, pero te cuesta ponerlo en circulación en el mercado, te da cierto pudor, por eso el hecho de que te la premien y te la publiquen hace que no te veas con el agobio de la promoción, de si vendes o no vendes, de mercantilizarla. De alguna manera te da ese disfrute y esa libertad y de la misma manera te sientes muy bien sabiendo que lo que escribes le llega a la gente y se valora, es una satisfacción doble porque se te está valorando a ti en lo que escribes y en lo que escribes a ti. Este premio es un corolario a todo eso, un premio que llevaré con tremendo orgullo siempre en mi trayectoria. Yo presumo mucho del accésit que me dieron en el Ciudad de Las Palmas de Poesía y presumiré también del Esperanza Spínola, uno presume de sus hijos más débiles, en este caso la poesía es ese hijo más débil dentro de la literatura, por eso presumo de estos premios. Uno se queda con esos niños más tiernos y que te sugieren más.

- Hace alusión a la poesía de los autores canarios, ¿cómo valora el momento que vive la poesía y la creación literaria en el Archipiélago?

- En este momento, y vamos a tocar madera, se dice, y no lo digo yo que acabo de llegar y estoy empezando, que se está viviendo algo parecido a lo que se vivió cuando el boom de los 70. Ahora se está viviendo algo parecido en poesía, en prosa, en narrativa. Acaba de empezar a funcionar la Asociación Canaria de Escritores que ha unido a escritores de todas las Islas, que está ya prácticamente consolidada, va a ser un altavoz para la literatura, por primera vez en Canarias se montó la Dirección General del Libro para velar por la edición, por los escritores, por la literatura. Hace poco salió una encuesta que decía que Canarias era la comunidad que más había leído el año pasado. Yo creo que nosotros tenemos un lenguaje particular que a lo mejor no llega tan fácilmente a la Península, tal vez lo haga más fácilmente a América que a la Península, pero también es verdad que tenemos una forma de expresión que puede hacer de puente entre América y la Península. Siempre pongo el ejemplo de la música, Canarias siempre fue un páramo a nivel musical, quitando a cantantes maravillosos como mi paisano Braulio, y de golpe en la Península arrasaban los cantautores. En España estamos marcados por Silvio Rodríguez o Pablo Milanés y de golpe, a principios de los 90 aparece Pedro Guerra y Rosana y se convierten en los cantautores que más llegan a nivel nacional, en los que más emocionan, los más frescos, sencillamente porque son la mezcla perfecta entre Silvio Rodríguez y Joan Manuel Serrat por ejemplo. Nosotros en literatura podemos jugar este papel, somos una literatura muy mestiza, muy moderna por tanto, vamos adelantados a otras comunidades en la educación del mestizaje, del contaminarnos unos a otros en lo positivo. Esto está dando ahora sus frutos. Yo creo que hay gente joven maravillosa que está haciendo grandes cosas en las Islas.

- ¿Cree que premios como el Esperanza Spínola ayudan a apoyar el surgimiento de nuevos valores?

- Por su puesto, hay que quitarse el sombrero ante las instituciones que mantienen estos premios porque es más fácil dedicar este dinero en lugar de a premiar los libros y premiar a un poeta, dedicarlo a hacer cosas más populistas como comprarle cuarenta paquetes de voladores a tal barrio para que estén contentos. Pero los voladores hacen solo ruido y no contribuyen a nada, ni engrandecen a los seres humanos que habitan en ese pueblo. Por eso, hay que apostar por la poesía, apostar por la vida, por la cultura, por el futuro. Ojalá todas las instituciones y corporaciones locales y demás tuvieran eso claro y consigan lo que en este caso ha conseguido el Ayuntamiento de Teguise durante 18 años, que se dice pronto, mantener un premio que esa durabilidad, esa trayectoria es lo que lo ha hecho merecedor del prestigio que tiene hoy en día. Me siento tremendamente honrado y muy contento por haber ganado el Esperanza Spínola.

- ¿Tiene algún proyecto entre manos?

- Ahora mismo acabo de presentar una novela hace veinte días aproximadamente, se llama Un hombre solo y sin sombra. Es una novela corta con diferentes relatos, es mi séptimo libro y es una novela escrita hace cinco años y está funcionando muy bien. Casualmente, uno de los relatos que incluyo se sitúa en Costa Teguise, se llama La mujer de Luis. Es la historia de un matrimonio recién casado de Madrid que se viene a Costa Teguise de luna de miel. Ella se da cuenta de que está viviendo en el paraíso con un auténtico patán y entonces Lanzarote le quita el disfraz a muchos personajes porque ella reconoce a los personajes según si saben o no captar la bellaza de Lanzarote a partir de una sensibilidad que hace falta. Yo creo que la belleza de Lanzarote se reconoce siempre, pero los que amamos Lanzarote, los que nos apasionamos y nos perdemos por ahí sabemos que hay pocos lugares en el mundo que me sugieran tanto y tan bien. Yo cuando quiero recordar el mar, y en mis poemas seguro que sonará ese mar, cierro los ojos y una de las costas que me viene permanentemente por el sonido y por el olor es Famara. Es para mí un sitio referencial, uno de los sitios en los que he aprendido a amar la vida, la tierra, el mar. Saber además que ese libro ha sido premiado tan cerca de Famara es una de esas casualidades que hacen que te sorprendas gratamente y que animes a todos a perseguir los sueños que se tengan porque a veces se cumplen.

“Este premio es un corolario que llevaré siempre con tremendo orgullo en mi trayectoria”
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