martes. 22.04.2025

El Cabildo de Lanzarote, a través de su Consejería de Patrimonio, ha denegado al Ayuntamiento de Arrecife la realización de una galería de arte por no poner en peligro la cruz de la plaza, lo que ha generado un agrio enfrentamiento entre las dos instituciones.

El monumento se encuentra ubicado en el centro de la plaza de Las Palmas, enfrente de la iglesia de San Ginés. El concejal de Obras del Ayuntamiento de Arrecife, Luis Morales, afirmó el lunes a este diario que la protección de este símbolo de la dictadura franquista atentaría contra la democracia. Indignado, aclaró que “no sé que hay que resaltar de un monumento hecho en la dictadura de Franco”.

El Ayuntamiento de Arrecife, conocedor de las carencias en materia de infraestructuras de arte con que cuenta la capital, elaboró un plan en el que se pretendía acondicionar un aljibe que se encuentra ubicado debajo de la plaza de Las Palmas, que sería la futura pinacoteca de la ciudad.

Este proyecto se encontraba enmarcado dentro del Plan de Infraestructuras del Gobierno de Canarias, y formaba parte del triple plan de remodelación de la ciudad de Arrecife, que englobaba la plaza de Las Palmas, el Islote de la Fermina y la recuperación del casco histórico.

Estos proyectos se llevan a cabo conjuntamente entre el Cabildo, el Ayuntamiento capitalino y el Gobierno de Canarias.

La petición de la obra fue presentada al Área de Infraestructuras Turísticas del Gobierno de Canarias y éstos lo apoyaron de inmediato, dando paso a la aprobación de los presupuestos.

La cantidad de raíces con que cuenta el aljibe imposibilitaba la realización de dicha empresa y obligaba a sacrificar la cruz que se encuentra en el centro de la plaza.

En este sentido, el Área de Patrimonio del Cabildo de Lanzarote imposibilitó la ejecución de dicha obra, ofreciendo, en su lugar, y para no perder los presupuestos,

la Casa de Cultura Agustín de la Hoz.

Una polémica que comenzó en Madrid

La Cruz de los Caídos es un monumento que Franco obligó a colocar en todas las plazas de las iglesias de España con el fin de simbolizar su victoria frente al republicanismo “ateo”. En el otro lado estaría el Valle de los Caídos, que simboliza a todos los caídos de su bando en la Guerra Civil, que fue llamada “la gran Cruzada”.

El triunfo de la democracia como sistema político en España dio lugar a una serie de adquisiciones de nuevos valores que están reñidos con los de aquella oscura época de España en concreto y de Europa en general.

En numerosos lugares de Madrid existen trifulcas entre los que quieren erradicar las cruces y los que están a favor de su perpetuidad.

El caso del Valle de los Caídos es especial. Para Joaquín Roy, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Miami, desmontarlo piedra a piedra necesitaría de cuantiosos fondos que las arcas públicas no estarían dispuestas a soportar.

En el otro lado se encontraría la teoría que protege cualquier obra de arte de interés en un país, independientemente de la época histórica en que hubiese sido realizada, e independientemente de los motivos que determinaron su creación.

Esta creencia ve el arte como algo que habría que salvaguardar y que va en consonancia con la historia viva de un país.

Según esta facción partidaria de la no erradicación de obras de arte fraguadas en la época franquista, éste, para bien o para mal, hay que mantenerlo protegido.

¿Por qué?: porque la repetición de los acontecimientos desgraciados siempre ha sido una constante en la historia de la humanidad, por lo que es necesario que las generaciones venideras conozcan su pasado.

Esto, según esta teoría, sería condición sine quanon para que no se repitiera la historia.

La cruz de las dos caras
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