martes. 22.04.2025

Si cree que su hijo es suyo porque tiene sus mismos morritos, no se fíe. Los responsables de los laboratorios que realizan pruebas de paternidad aseguran que el parecido físico es la prueba científica menos concluyente que se pueden imaginar. Para saber si realmente su descendiente es suyo, no hay nada como el ADN y los 450 euros que cuesta hacerse el test (650 euros en caso de que quieran que esa prueba tenga validez judicial). LabGenetics se compromete a que en tres días usted puede despejar todas sus dudas.

El doctor Jorge Puente, director de esta empresa, asegura que el perfil de los solicitantes de una prueba de paternidad ha cambiado mucho en los últimos años. Si bien hasta hace poco se limitaba a los hombres que la pedían por problemas de celos o juicios en caso de divorcios, ahora son muchos los familiares que la solicitan, incluso sin el conocimiento y consentimiento de los padres de la criatura. “Muchos abuelos que quieren saber si realmente un niño es su nieto toman las muestras biológicas de su hijo y del niño y también es frecuente que las nuevas parejas lo hagan para saber si su marido está pasando una pensión a unos hijos que no son suyos”. Esto plantea una posible duda moral sobre quién puede o debería pedir una prueba de paternidad ya que se está vulnerando la intimidad de personas sin que ellas lo sepan.

¿Quién puede pedir la prueba?

El doctor Puente comenta que al contrario de lo que ocurre en otros países como Francia o Alemania en los que está perfectamente regulado todo lo concerniente a las pruebas de paternidad, en España hay un vacío legal que permite que cualquier persona pueda pedir un examen biológico de paternidad o parentesco sin el consentimiento de los implicados. Eso sí, en los resultados que se dan en este tipo de caso, nunca se ponen los apellidos de los implicados, lo que hace que el informe carezca de cualquier valor legal. Puente comenta que “a nivel ético el tema es peliagudo porque nosotros no sabemos la problemática que hay detrás de cada solicitud”. Dice que en este tipo de casos “suelen mandar por correo una colilla y un pelo o cosas así y supones que hay algún conflicto porque de otro modo no mandarían una colilla sino saliva”.

El caso estándar de petición de una prueba de paternidad es la del hombre entre 30 y 50 años que por diversos motivos, sobre todo por un divorcio, duda de que su hijo lo sea y sin que la madre se entere toma las muestras biológicas a través de un kit que la empresa manda a domicilio. “Lo único que tienen que hacer es frotar un bastoncillo de algodón dentro de la boca del niño y de la del padre, dejarlo secar una media hora al aire, enviarlo por correo y en tres días tiene el resultado con el 100% de fiabilidad”, explica el responsable de LabGenetics. Para las pruebas que requieran validez judicial, la empresa remitirá a las personas a analizar a los centros con los que tienen un convenio en Canarias que serán los encargados de realizar en persona todos los trámites. Desde el laboratorio de la Isla se enviarán los resultados a la sede de Madrid sin que nunca se rompa la cadena de custodia para que no se puedan producir intercambios.

Otras fórmulas para obtener el ADN que se emplean habitualmente son el pelo, siempre y cuando tenga raíz, las prendas de vestir o los vasos en los que se ha bebido o en caso de niños pequeños, chupetes.

Cada vez es más normal que se pidan pruebas de paternidad para los prenatales; de hecho, ocupan entre el 5 y 10% de las solicitudes. Para realizarlas, lo más sencillo es que se extraiga una muestra del líquido amniótico de la madre.

Lo que también se indica desde la empresa en los paquetes que envían a casa para tomar las muestras es cómo se debe hacer para que no se cometan errores. Por ejemplo, hay que evitar mandar un vaso del que hayan bebido dos personas o una colilla si no se está completamente seguro de que pertenece a la persona que se va a analizar. “Esas cosas pasan aunque no suelen darse problemas porque en el análisis aparece un doble perfil así que sólo hay que llamar a la persona para repetir la prueba”, comenta el doctor Puente. Lo que nunca será responsabilidad del laboratorio es si la persona envía por error una muestra que no pertenece a la persona sobre cuya paternidad quieren hacer el estudio.

Repetir la prueba

Algunos hombres a los que el resultado les dice que no son los padres de la criatura suelen pedir que se repitan las pruebas, algo que LabGenetics considera innecesario porque es completamente anormal que se produzcan variaciones. De hecho, si así ocurriera, el laboratorio devuelve todo el dinero que previamente ha pagado el cliente.

El Doctor Puente asegura que hay ocasiones en las que en cuanto llega una pareja, ellos ya saben si la paternidad va a confirmarse o no. Dice que “cuando la mujer empieza a intentar deslegitimar la prueba o poner en duda su eficacia, el resultado suele ser negativo”.

También explica que en muchas ocasiones el sexto sentido suele funcionar y que el 15% de los casos en los que los padres dudan sobre su paternidad, las dudas suelen estar justificadas. Lo que en ningún caso recomienda es que los padres se dejen influir por posibles parecidos físicos. Comenta que si bien es cierto que hay rasgos similares derivados de la genética entre progenitores e hijos, también hay ocasiones en la que los parecidos vienen derivados de los gestos, que son una conducta aprendida. Es más, de hecho, hay matrimonios que se parecen entre sí porque terminan haciendo los mismos gestos.

En cuanto a las reacciones de las personas a la hora de conocer los resultados, el doctor Puente dice que hay de todo, desde los que se quedan aliviados con su paternidad, los que se quedan contentos con su no paternidad y los que se echan a llorar. Lo que sí es habitual es que quieran escuchar por boca del médico el resultado porque así tiene el sí o el no a bocajarro y después dejan el informe de papel para leerlo con detalle en sus casas.

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