Aunque los taxistas de San Bartolomé se defienden diciendo siempre que "son momentos puntuales", lo cierto es que cada vez es más frecuente que diarios locales como el nuestro reciban la queja de personas que llegan cansadas de sus vuelos al aeropuerto de Lanzarote y tienen que participar en la elaboración de enormes colas para poder coger un vehículo que les lleve a su lugar de destino. Y no son siempre turistas.
De hecho, la denuncia de este domingo la traslada a Crónicas un residente, que tuvo que llamar a un amigo para que fuera a buscarle ante la imposibilidad de participar en lo que definió como "un espectáculo lamentable". "No había visto una cola de gente así en mi vida en el aeropuerto. No cabían en la línea recta que se forma hasta el final y tuvieron que dar la vuelta. Llegaban los taxis de uno en uno y cada muchos minutos, lo que hacía pensar que aquello no se iba a descongestionar tan fácilmente", narró el indignado lector. "No sé si esta es la imagen que queremos proyectar al mundo. Entiendo que todo el mundo quiera ganar dinero, pero no puede ser que en un domingo, sabiendo la cantidad de vuelos que llegan a la Isla, no se refuerce el servicio el aeropuerto con taxis de otros municipios", lamentó.
Como se ve en las imágenes, efectivamente, la cola es interminable, y sólo hay un taxi que llega y recoge a parte del pasaje. Cientos de personas, en una cantidad imposible de contar, esperan a que llegue el siguiente. Es una imagen que contrasta poderosamente con lo que se ve en otros aeropuertos, como por ejemplo pasa en Madrid, donde son los taxistas los que esperan a los pasajeros y no al revés. "Si yo que tuve la suerte de que viniera un amigo a buscarme he salido tan enfadado, no quiero ni pensar lo que pensarán las personas que estaban al final de la cola. Alguien debe solucionar esto de una vez por todas", comentó el vecino enfadado por último.
El Ayuntamiento de San Bartolomé lleva tiempo haciendo oídos sordos al problema. Simplemente se ha limitado, como hizo a finales de enero, a sacar las bases para la concesión de 12 nuevas licencias, lo que resulta absolutamente insuficiente como medida a corto plazo. Mientras, el Cabildo empieza a lanzar mensajes de que algo va a cambiar en breve, pendiente todo el mundo de la insularización del servicio o de que al menos se sea más contundente con lo que pasa en el aeropuerto, bien sea en momentos puntuales como defienden los taxistas o bien sea de manera continuada y reiterativa.
