Fotos: Anabel Navarro
Eran las siete de la tarde de un trágico 28 de noviembre de 1978 cuando los tripulantes del barco pesquero Cruz del Mar recibieron la inesperada visita de una zodiac con cinco militares armados. “Venían vestidos de hombre rana y pensamos que era una cosa de reconocimiento”, recuerda Miguel Ángel Rodríguez, que entonces tenía 22 años. Los pescadores lanzaroteños, que en esos momentos se encontraban faenando, se detuvieron un momento y Agustín Cruz saludó a uno de los militares mientras los demás embarcaban. El encuentro transcurrió, en principio, con normalidad. Los pescadores compartieron la cena con los visitantes y, después, continuaron hablando en la cubierta del pesquero.
Por aquella época, y raíz del abandono del Sahara por parte del Estado español, comenzaron los conflictos bélicos entre estos y Marruecos. El Gobierno se limpió las manos y, después de años de dominación, abandonó la colonia sin darles si quiera la posibilidad de autodeterminarse como nación.
Los diez jóvenes pescadores que iban a bordo del Cruz del Mar, pendientes de ganarse la vida, poco sabían del estado de enfrentamiento entre el Sahara y Marruecos. “Ellos tenían un conflicto armado, pero nosotros nunca tuvimos prohibido ir a pescar allí”, afirma Miguel Ángel.
La conversación se tornó en pánico e incompresión cuando, dos militares que habían bajado previamente a la sala de máquinas del pesquero, regresaron a cubierta -al parecer para dejar un paquete- y cosieron a balazos al tripulante más veterano, José María Hernández, de 45 años. Su hermano, Agustín, acudió raudo a su auxilio sufriendo la misma suerte.
Una ráfaga de balas acabó con la vida de Alfredo Marrero, Amador Hernández, Juan Suárez y Rafael Salas, después de que uno de los militares le clavase un machete en el vientre a Sebastián, que con tan sólo 14 años salía por primera vez a la mar. En perfecto castellano, el verdugo le dijo a la víctima antes de asesinarlo: “Eres joven para morir”.
Eusebio, de 25 años, reaccionó rápidamente y cogió a su hermano de la mano lanzándose con él al agua, aprovechando así la oscuridad de la noche para confundir a los militares, que probablemente pensaron que todos estaban muertos. Manuel, con una herida de bala en la cabeza también sobrevivió. Los tres compañeros, según recuerda Miguel Ángel, permanecieron escondidos en la mar picada hasta que se cercioraron de que los militares se habían marchado.
Rápidamente, volvieron a embarcar para poder huir del lugar en una pequeña balsa ante la sospecha de que el paquete que habían depositado previamente los asesinos pudiera ser una bomba. Allí se encontraba José María, todavía vivo a pesar de sus graves heridas. “Nos rompieron la radio y todo el equipo de salvamento”, recuerda Miguel Ángel. De modo que huyeron del Cruz del Mar a bordo de una maltrecha barca y haciendo la labor de un remo con las manos y con la agobiante sensación de que el barco podía estallar. Cuando se habían alejado unos cuantos metros del que antes fuera su lugar de trabajo, se oyó el estruendo de una explosión que hundió la embarcación en el fondo del océano. Poco después, acudieron a socorrerlos, aunque José María no sobrevivió al brutal ataque.
La autoría del crimen aún hoy no se conoce, y mucho menos aún el porqué de este absurdo asesinato. La prensa atribuyó el crimen bien a Marruecos, bien al Frente Polisario saharaui y se hizo eco de que el Gobierno español había sido advertido de la posibilidad de que se produjese un ataque de estas características,aunque la información quedó congelada en Madrid. El silencio institucional en torno al caso tampoco ayudó a disipar las sospechas.
Homenaje
Asociaciones vecinales, ciudadanos y políticos rindieron este miércoles en Arrecife homenaje a los fallecidos con una ofrenda floral en la Cruz del Siglo de La Rocar. Han pasado 29 años, aunque no se olvida porque, como dice Miguel Ángel, “es la lucha que tenemos toda la vida”.
Para Miguel Ángel, las víctimas del Cruz del Mar y de todos los asesinatos que se produjeron en la costa africana entre 1976 y 1980, en los que murieron catorce canarios y hubo otros siete gravemente heridos, “tienen el mismo derecho que otras víctimas del terrorismo”.