
Personal que está trabajando en la zona de la carretera de Los Hervideros, en el municipio de Yaiza, y algunos vecinos del lugar han denunciado a este diario que aquella teórica vía muerta se ha convertido en un auténtico circuito para bicicletas. La cuestión no sería ni noticia si no fuera por el hecho de que el lugar está prohibido al tráfico rodado de todo tipo de vehículos, salvo los que están autorizados para realizar diferentes labores de mantenimiento, y en especial existe un cartel de prohibido para las bicicletas y para la gente que puede ir de paseo por su peligrosidad. De lo contrario, de no ser un lugar peligroso, lógicamente estaría abierto.

De hecho, las personas que han querido trasladar a Crónicas su queja por lo que está sucediendo recuerdan que el cierre de esa carretera no fue un capricho, se cerró al tráfico porque apareció un enorme socavón en una de las zonas y podrían aparecer otros, lo que convierte en ciertamente peligroso circular por allí.

"En lugar de atender a las señales y de entender el peligro que puede suponer, cada día se puede observar cómo muchos ciclistas utilizan el lugar, ahora que no hay tráfico de vehículos, como si fuera una zona recreativa. Entiendo que es mejor para ellos que apenas haya otros vehículos pero si está prohibido está prohibido", comentó una de las personas que se puso en contacto con este diario.
Lo cierto es que el caso de la carretera de Los Hervideros, la LZ-703, es algo insólito. El cierre se produjo en febrero de 2021 después de que se produjera un desplazamiento de tierras y un enorme socavón en la vía, todo bajo el mandato de la socialista María Dolores Corujo y con el representante del Partido Popular (PP) Jacobo Medina como consejero de Obras Públicas. Muchos años después sigue el mismo consejero, ahora en pacto con Coalición Canaria (CC), y sigue allí el enorme agujero, para desesperación de casi todo el mundo, en especial de los vecinos de El Golfo y del Ayuntamiento de Yaiza.
En estos días se ha anunciado por parte del Cabildo que ya existe el proyecto definitivo para arreglar la zona, no sólo en el lugar en el que se produjo el desplazamiento de tierra sino en otros en los que podría ocurrir lo mismo en cualquier momento, de ahí que no sea una zona segura en estos momentos para nadie, ni siquiera para las bicicletas.