El miércoles amaneció con una noticia terrible en Lanzarote, la muerte de una joven y queridísima profesora del colegio de Costa Teguise, Estefanía Curbelo. Aunque ya era esperado en su entorno más cercano, después de haber estado mucho tiempo luchando contra una terrible enfermedad, el impacto de la noticia fue tremendo. Estefanía Curbelo, que además de docente era una artista polifacética, es una mujer muy querida y respetada en la sociedad lanzaroteña.
Este medio ha sido el que más ha tardado en publicar la noticia, seguramente porque parte de su plantilla y alguno de sus colaboradores conocían muy de cerca a la persona afectada y no ha sido sencillo que alguien redactara unas líneas. Fue profesora de alguno de los hijos de personas que trabajan en esta casa y casi todo el mundo la conocía, con lo que se hacía mucho más cuesta arriba plantear un artículo de este tipo.
Fue Eduardo Álvarez, amigo del matrimonio que conforman Estefanía y Raúl Castro, quien adelantó la triste noticia durante el tiempo de la tertulia del programa "A buena hora" de Crónicas Radio de este miércoles. Dolor, consternación, tristeza y sorpresa fueron las reacciones de los numerosos oyentes que quisieron trasladar sus muestras de pesar y de cariño al propio Eduardo, al marido y a los hijos de Estefanía.
Fueron además cientos las personas que se pasaron por el tanatorio que tiene Mémora en Arrecife también a rendir su última despedida.

En el mundo de la docencia no había consuelo posible en una jornada así. Es sin duda una terrible pérdida para el colegio de Costa Teguise, como lo es también para los escenarios. Tenía 47 años y mucha vida y muchas cosas que ofrecer. Desgraciadamente no va a poder ser y la gente que tuvo la suerte de conocerla la echará terriblemente de menos y tendrá que agarrarse a lo mucho que hizo y a lo mucho que dejó en este mundo de numerosas preguntas sin respuesta.
Desde el Grupo Crónicas nos sumamos sin duda a todas las muestras de cariño mostradas en estos dos días por tantas y tantas personas que tardarán mucho tiempo, si es que lo consiguen, en recuperarse de un golpe tan duro.