El presidente del Cabildo de Lanzarote, Oswaldo Betancort, ha subrayado este sábado a los pies de la ermita de Mancha Blanca el significado histórico y cultural de la tercera Bajada de la Virgen de Los Dolores, un evento en el que han participado miles de personas, entre ellos, los consejeros y consejeras de la Institución insular. Ha sido un recorrido histórico que ha concluido en Arrecife, donde el Ayuntamiento, con su alcalde, Yonathan de León, y su primer teniente de alcalde, Echedey Eugenio, a la cabeza, preparó todo el dispositivo para que coincidiera la procesión realizada con la que se llevó a cabo con el patrón de la capital, San Ginés. Curiosamente, el resto de alcaldes de la Isla, salvo la alcaldesa de Teguise, Olivia Duque, no participó en la ermita de Mancha Blanca ni posteriormente en Arrecife en un acto de carácter insular que no se hacía desde la década de los sesenta. Sí lo hizo por ejemplo Isidro Pérez al paso por su municipio, donde se le pudo ver con el resto de vecinos de San Bartolomé.



Betancort, quien estuvo acompañado en el arranque de la larga caminata por el alcalde de Tinajo, Jesús Machín, el obispo auxiliar de la diócesis de Canarias, Cristóbal Déniz, y la consejera de Cultura del Gobierno de Canarias, Migdalia Machín, entre otras autoridades civiles y eclesiásticas, ha agradecido además en una nota de prensa enviada a este diario la respuesta ciudadana ante una convocatoria “que trasciende lo religioso y se convierte en una gran oportunidad de seguir haciendo comunidad, aunando esfuerzos para lograr objetivos comunes que aporten felicidad a la vida de lanzaroteños y gracioseros”.



El presidente del Cabildo ha expresado su agradecimiento a todas las personas y colectivos de seguridad, coordinados desde el Consorcio de Emergencias de la Institución, quienes han hecho posible la celebración de esta jornada, en la que intervienen también los equipos policiales y las Fuerzas de Seguridad del Estado. "Este tipo de iniciativas no serían posibles sin la labor incansable de quienes trabajan detrás del escenario", ha afirmado Betancort.


Tanto el alcalde de Tinajo, Jesús Machín, como el sacerdote Cristóbal Déniz se han referido también a la necesaria colaboración entre instituciones para el desarrollo de un evento de esta importancia, invitando a los fieles a seguir con devoción esta Bajada de la Virgen de Los Volcanes 2024.



La peregrinación, de unos veinte kilómetros de recorrido, coincide con el bicentenario de la erupción del Volcán de la Capellanía, en la zona de Tao, añadiendo un carácter simbólico a esta edición. Precisamente, la alcaldesa de Teguise, presente junto a la ermita de San Andrés (una de las paradas del itinerario), se refirió a esta jornada como “mágica” para la comunidad que comparte durante horas la procesión.



Igualmente, el presidente del Cabildo ha agradecido el trabajo realizado por la Diócesis de Canarias, clave en la organización de los actos litúrgicos; y ha remarcado la colaboración con el Ayuntamiento de Tinajo, “quien ha trabajado codo a codo con las autoridades insulares para coordinar la salida desde el santuario de Mancha Blanca”.
Participación masiva
La jornada del sábado se ha convertido un evento multitudinario, con la participación de miles de personas provenientes de toda Lanzarote, La Graciosa y otras islas del Archipiélago.



El recorrido, que comenzó a las 07:00 horas en el santuario de Nuestra Señora de Los Volcanes, en Mancha Blanca, atravesó pueblos como Tao, Mozaga y San Bartolomé, antes de culminar en la Iglesia de San Ginés, en Arrecife, donde la Virgen permanecerá hasta el próximo 8 de diciembre.


El Cabildo ha realizado un llamamiento a los asistentes para que vivan esta experiencia de forma cívica y respetuosa, tanto con los demás participantes como con el entorno natural. "Este es un evento que refleja lo mejor de nuestra comunidad: devoción, respeto y unidad. Les invitamos a disfrutarlo con responsabilidad", ha añadido Betancort.

La tercera Bajada de la Virgen de Los Dolores marca un hito en la historia de Lanzarote. Desde su proclamación como patrona de la isla en el siglo XVIII, la Virgen ha sido símbolo de esperanza y unión para los lanzaroteños.