Aunque suele ser el pan nuestro de cada día cada vez que llega un fin de semana, lo que ha sucedido este sábado por la noche ha excedido cualquiera de las previsiones de la normalidad. Probablemente el pirómano de siempre, el habitual al que no han conseguido hasta la fecha echarle la mano encima los agentes de la Policía Local y de la Policía Nacional, fue el encargado esta vez de sembrar el caos en la ciudad y tratar de poner en jaque a los bomberos.
Este domingo el chat habitual del Consorcio de Seguridad y Emergencias del Cabildo echaba humo, en todos los sentidos de la palabra. La información esta vez, en la que ni siquiera se incluían imágenes, probablemente porque no tuvieron ni tiempo de hacerlas, hablaba de que los bomberos de guardia este sábado en la capital de la Isla tuvieron que acudir en cuestión de muy pocos minutos a sofocar los incendios que se produjeron en los contenedores de basura que se encuentran en las calles Júpiter, Apolo, Sotileza, Vicente Vilas González, Colombia y Aragón.
¿Casualidad? Es evidente que no. Comenzaron pocos minutos antes de las once de la noche y terminaron pocos minutos después de las once. El desastre y el gasto es incalculable, y parece a tenor de que no se ha anunciado ningún arresto, que la cosa seguirá igual.