Entiende que Lanzarote va a ser una de las islas más afectadas por su aplicación sin el consenso y los cambios oportunos y reclama a los políticos locales que se pronuncien
“Al final se trata de escuchar al cliente lo que le gusta y lo que no le gusta y no llegar a la mesa corriendo, tomar nota y salir pitando. Nosotros no hacemos eso”