El timo se perfeccionó con una llamada telefónica en la que un supuesto gestor de la entidad que conocía todos los datos de la víctima le dijo que por un “grave riesgo de seguridad informática” debía trasferir todos sus fondos a otra cuenta
El juez no ve negligencia en la actuación de la perjudicada y sí advierte que el banco “debe aumentar la seguridad” en un contexto “tan tecnológico y susceptible, cada vez más, de ataques”